Por Endika Vásquez

1 de febrero de 2021

Industria

Fibra óptica sostenible desarrollada a base de metilcelulosa.

Investigadores de la Universidad de Aalto y la Universidad de Tampere han desarrollado fibras ópticas a partir de metilcelulosa, un derivado común de la celulosa. El hallazgo abre puertas hacia fibras ópticas a corta distancia sostenibles y medioambientalmente benignas. El hallazgo fue publicado en el diario Small.

Las vanguardistas fibras de sílice permiten, transmitir datos sin pérdida de señal a través de decenas de kilómetros. Sin embargo, su fragilidad, falta de elasticidad e intensidad energética las hacen menos viables a la hora de ser aplicadas en entornos locales de rango corto, como la automoción, textil, endoscopía y cirugía láser. La solución sostenible a estos puede encontrarse en fibras ópticas basadas en biopolímeros.

"La gran disponibilidad de materia prima celulósica otorga una excelente oportunidad para desvelar el potencial oculto de los materiales renovables para las aplicaciones prácticas mediante rutas de procesamiento de fibras sostenibles." explica el Asociado Profesor Nonappa, cuyo equipo de investigación en la Universidad de Tampere se encuentra desarrollando fibras basadas en biopolímeros para aplicaciones a corta distancia.

Convencionalmente, se da uso a fibras de polímero o plásticos para aplicaciones a corta distancia, pero su procesamiento involucra temperaturas relativamente altas y el uso de químicos peligrosos.

"Al usar hidrogel de metilcelulosa, hemos demostrado que se pueden obtener fibras ópticas a temperatura ambiente con un simple método de extrusión sin enlazadores químicos. Las fibras resultantes son altamente transparentes, mecánicamente robustas, flexibles y demuestran baja pérdida óptica." declara Nonappa.

En adición a la transmisión pura de luz, las fibras sostenibles pueden ser modificadas en gran medida para variedad de aplicaciones, como sensores multifuncionales.

"La matriz del hidrogel permite la adición sencilla de variadas moléculas y nanopartículas sin comprometer las propiedades mecánicas o habilidades de propagación de luz de las fibras, haciéndolas aptas para su uso en sensores multifuncionales" expone el investigador doctoral Ville Hynninen, primer autor del artículo.

Por ejemplo, incorporar una fracción de masa extremadamente pequeña de racimos de oro recubierto de proteínas produjo fibras luminiscentes, que actuaban además como sensor de iones de metal tóxicos.


Fuentes: Phys.org